lunes, 29 de noviembre de 2010

Heridas que se quieren

Heridas que se quieren
cerrar de un portazo;
heridas que se enriquecen
muy lentas en su cazo.

Mentiras que te salvan,
que son un par de cuñas;
miradas que se clavan
muy debajo de las uñas.

Heridas que saltan a la comba,
paridas disfrazadas de romance,
chiquillas que son la gran bomba,
payasos con caña, anzuelo y lance.

Heridas que se quieren,
que se aman unas a otras;
heridas que se hieren,
que en realidad son idiotas.

Heridas que se mean en la cama
de tanto jugar con fuego.
Heridas que dicen que no te aman
pero te niegan el hastaluego.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Un viejo Lancia

Aconteció un ataque de locura,
un mal viaje de rojo Bitter Kas,
un "calma, el tiempo todo lo cura"
con su "Sí, ya, claro y ¿qué más?".

Sucedió una manta de tela rancia,
un bombón, un condón de terciopelo,
un fácil calambur, un viejo Lancia
aparcado bastante cerca de Caramelo.

Amaneció una farola tartamuda,
descendió el nido de exaltados cucos
a avisarme de que pronto volvería a estar cuerdo.

Estalló ella en posición de Buda
cuando realicé el mejor de mis trucos
y desapareció durante un rato el mal de tu recuerdo.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Divino Incesto

llamado el de hinchados cojones,
que se ve siempre falto de campus
para escapar de tantos mamones.

Dormitando me encontró el Diablo
quien señalándome a mí con el dedo
tembloroso, colorado, bastante pedo,
preguntó "¿con qué miserable hablo?"

"Conmigo mismo, chaval", respondí,
el Diablo cabrón de pecho rió en Do
y así un angelito apareció corriendo:
sucio, viejuno, asqueroso querubín.

Pregunté "Diablo, ¿pero qué coño es esto
que huele tanto a tonto y que de feo farda?,
¿acaso es bastardo de un divino incesto?"

"Mi pobre rapaz, deja que tu ironía arda,
pues este esperpento de nombre Ernesto
es tu acarajotadísimo Ángel de la Guarda".

martes, 16 de noviembre de 2010

Yo no quiero evadirme

Yo no quiero evadirme, cobarde princesa,
ni correr ni desertar de la tonta vida
ni seguirle la corriente a nuestras promesas
ni matarlas con un chute de insecticida.

Yo no quiero salir por puercas patas,
(eso os lo dejo a los viejos expertos)
ni escabullirme entre amigos ratas
que viven en el país de los tuertos.

Yo no quiero una mera concubina
que me haga olvidar tu falsa necedad,
ni pasarme los días cerrándote la cortina

ni arrojarte un jarro de crueldad.
Yo lo que quiero, pequeña golondrina,
es partirme la cara con la Realidad.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Mala Borrachera del Señor Marqués

Muy malamente van los llenos llaneros poco solitarios
cuando dudan si cabalgar hacia el alba o al atardecer,
cuando los árboles no saben en que dirección crecer
y los donjuanes olvidan cómo besar un vaso de Larios.

Muy mal iba yo, Excelentísimo Marqués de los Agravios,
aquel viernes nada santo hasta arriba de espanto y de Jerez
en el que por la calle barruntaba que solo llegaría a la vejez,
que mis servicios a Su Alteza serían considerados plagios.


Y me bebí litro y medio de vino de Carmona,
escribí en una nota "no sería la más bella
pero desde luego era de lejos la más mona",


metí el mudo mensaje dentro de la botella,
la cerré mientras pensaba: "qué carona",
y me eché la cara abajo a golpes con ella.

martes, 9 de noviembre de 2010

Soneto para un león muerto

Descúbranse, señores, su cabeza,
hagan una solemne reverencia,
póstrense con fuerte vehemencia
ante el león muerto de dura tristeza.

Recibió muerte por lanza y capote,
agonía por feo frío y fausto fuego,
ponzoña que quemó su santo ego
con veneno, lodo, sangre y chapapote.

Lloren ustedes, mis señores, mis señoras,
la muerte de uno de los más nobles leones:
guardaba a su dama siempre, a todas horas.

Ha muerto de amor hipócrita, Casa de Eros es,
donde las mujeres ya no quieren ser princesas
y los chicos sí echan de menos ser como héroes.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Mutis por el foro

Serena sirena sin palabra ni voz,
cuya cola divides rauda y veloz:
igual esto parece una chiquillada
pero te prefería muda a callada.

Preferiría que me lanzaras mil reproches,
así tendría algo para pasar las noches.
Preferiría que me contaras alguna mentira
o que me demostraras un poco más de ira.

Este Príncipe Sin Herencia hastiado y afligido
solamente busca como bálsamo algo de ruido,
que por escuchar un silencio demasiado estridente
está perdiendo el oído y lo que le queda de inocente.